Nos tocan unas letanías que en nuestros tiempos y cultura nos pueden sonar extrañas. No he hecho una investigación para saber su historia -que las hay- porque yo apunto más bien a orar aprovechando estas listas de dulces títulos y piropos a la Virgen.
Espejo de Justicia: Tu Hijo, Madre, es el Justo y misericordioso. ¿Qué otra cosa podrías ser tú, criatura perfecta sino el fiel reflejo de su Justicia? pero justicia misericordiosa, que de otro modo nadie podría salvarse.
Asiento (o trono) de Sabiduría: La mujer más perfecta DEBE ser sabia, por si misma, pero además, tu hijo Jesús de Nazareth, es omnisciente, lo sabe todo y lo sabe bien. Es la Sabiduría por antonomasia, y se sentaba en tu falda cuando era pequeño. Eras su trono y eso no te lo quita nadie.
Debe de haber meditaciones profundas sobre este título, Señora, pero, como madre, no olvido el calorcito de mis hijos en mi regazo.
Causa de nuestra alegría: Sin comentarios casi, porque con tu FIAT hiciste posible la felicidad eterna por el Cielo que abrió Jesús.